Más eficiencia, menos gasto: Reestructura operativa y financiera
30 de junio de 2025 | Relaciones Públicas Isvana Capital
"Cuando no se puede cambiar la dirección del viento, simplemente ajusta las velas."
H. Jackson Brown Jr.
Cuando una empresa enfrenta presión por bajo crecimiento, liquidez limitada o rentabilidad reducida, es fácil pensar que la solución es “recortar gastos” o buscar financiamiento urgente. Sin embargo, no todas las crisis se solucionan igual, y saber si el problema está en la estructura operativa o en la financiera puede marcar la diferencia entre salir fortalecido o entrar en una espiral de desgaste.
Este artículo busca ayudarte a distinguir entre una reestructura operativa y una financiera, y a decidir cuál necesita tu empresa en este momento.
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¿Qué es una reestructura operativa?
Una reestructura operativa implica ajustes en la forma en que opera tu negocio día a día. El objetivo es hacer más eficiente la empresa, reduciendo costos innecesarios, mejorando procesos o adaptando el modelo de negocio a nuevas condiciones.
Señales de que necesitas una reestructura operativa:
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Procesos ineficientes, lentos o duplicados.
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Estructura organizacional inflada o desactualizada.
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Bajo rendimiento de equipos o unidades de negocio.
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Falta de control en inventarios, producción o calidad.
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Disminución de la satisfacción del cliente.
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Costos crecientes sin incremento proporcional en ingresos.
¿Qué acciones incluye?
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Revisión de procesos clave y automatización.
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Rediseño organizacional y roles.
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Mejora en gestión de proveedores y logística.
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Optimización de la cadena de suministro.
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Implementación de indicadores de desempeño.
¿Y qué es una reestructura financiera?
La reestructura financiera tiene que ver con la manera en que gestionas el dinero en tu empresa: desde el financiamiento hasta la rentabilidad y el flujo de efectivo. No basta con vender mucho si la utilidad es baja o los compromisos financieros ahogan tu liquidez.
Señales de que necesitas una reestructura financiera:
Endeudamiento excesivo o desordenado.
Problemas de liquidez constantes.
Costos financieros (intereses) demasiado altos.
Márgenes de utilidad muy bajos.
Flujo de caja negativo o inestable.
Falta de capital de trabajo.
¿Qué acciones incluye?
Reestructura o consolidación de deudas.
Renegociación de plazos con bancos o proveedores.
Análisis de rentabilidad por producto o canal.
Revisión de precios, descuentos y políticas de crédito.
Planeación fiscal para mejorar eficiencia tributaria.
Estrategias de financiamiento con mejores condiciones.
¿Y si necesitas ambas?
En muchos casos, una empresa puede requerir una combinación de ambas reestructuras. Por ejemplo, si tienes un modelo operativo ineficiente que además genera pérdidas, y estás financiando esas pérdidas con créditos costosos, necesitas actuar en ambos frentes.
Lo importante es hacer primero un diagnóstico claro, apoyarte en indicadores clave (como rentabilidad operativa, liquidez, apalancamiento y rotación de activos), y construir un plan de acción escalonado.
¿Por dónde empezar?
Haz un diagnóstico completo: Involucra a tus líderes financieros y operativos. Si no tienes claridad, busca apoyo externo.
Identifica prioridades: ¿Dónde está la mayor pérdida de valor? ¿Qué puedes controlar y cambiar desde dentro?
Crea un plan con etapas y responsables.
Mide los avances y ajusta sobre la marcha.
En Isvana Capital acompañamos a empresas que buscan fortalecer su estructura financiera y operativa para crecer de forma sostenible. Te ayudamos a identificar oportunidades de mejora, optimizar tu deuda y prepararte para la siguiente etapa de crecimiento.
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No hay recetas mágicas, pero sí hay caminos más inteligentes. Tomarte el tiempo para entender qué necesita tu empresa —reestructura operativa, financiera o ambas— puede ser el primer paso hacia una transformación positiva y duradera.
Recuerda, lo importante no es solo resolver la crisis, sino rediseñar tu empresa para que sea más fuerte, más rentable y más preparada para el futuro.
Roberto Cordero
Isvana Capital